viernes, julio 13, 2007

(by Sally)

Escribo a la luz de la vela, es decir, a oscuras, afuera es noche, electricidad cortada. ¡Que clarée, que clarée! Porque escribo estoy acá debiendo estar allá. ¿O vos acá?

...


Estoy aquí debiendo estar allá, es tarde, muy tarde. Está todo cerrado, espantosamente muerto y sin luz. Qué sensación las calles vacías, color de principio, sabor de mías, olor a nada. Y no estabas, vos que hubieses desfallecido. No estabas no porque debieses estar aquí en vez de allá, sino porque no nos ocupamos el uno al otro en lugares incomprendidos.

Pienso que estoy sola. Debo estarlo porque no hay nadie conmigo. Están alrededor y no hay nadie. Pienso en que tengo que estar sola, que cómo acompañar con tanto animal muerto.

Y, sin embargo, cómo me gustaría salir y verte, decirte que te amo y que au revoir, pero te amo, todo está perdido, nos huímos, no éramos el reposo de uno en/para el otro (sólo estábamos), te amo, chau, pero te amo, es tan difícil ahora, más difícil que tres horas atrás cuando yo no sabía aún que te quería para mí, para mío y conmigo, pero de que además te quiero para todos, para otros, sí, quererte para otros es prueba de que se te ama, Immanuel, te amo y es tan grande que mejor no, no te acerques, enojate y corre a salvo, te amo.